18 de febrero de 2015

Sandy Williams: The Shadow Reader


The Shadow Reader
Autor: Sandy Williams
Saga: Shadow Reader, #1
Traducción literal: La lectora de sombras
Género: Romance - Fantasía (Urbana)
Año de publicación: 2011
Páginas: 307






Sinopsis
Sólo puede haber una alianza.
Es su momento de decidir.

Algunos humanos pueden ver a los fae. McKenzie Lewis puede rastrearlos, leyendo las sombras que dejan detrás. Pero algunas sombras conducen al peligro. Otras conducen a mentiras.

Estudiante universitaria de Houston intentando terminar su carrera, McKenzie ha estado trabajando por el rey fae por años, rastreando rebeldes despiadados que quieren reclamar el Reino. Su trabajo no es su único secreto. Por igual cantidad de tiempo, ella ha estado enamorada de Kyol, el Maestro de Espadas del rey. Y las relaciones entre humanos y fae están prohibidas.

Pero cualquier esperanza de una vida normal se ve destrozada cuando es capturada por Aren, el feroz e intransigente lider de los rebeldes. Él le enseña el idioma prohibido de los fae y le dice oscuras verdades sobre la Corte, todo para persuadirla de que se oponga al rey. El tiempo se acaba, y mientras la lucha comienza a cobrarse vidas humanas, McKenzie no tiene otra elección más que decidir de una vez por todas en quién confiar, y en dónde está parada ante el inminente cataclismo de una guerra civil.


Opinión

The Shadow Reader es un libro bastante curioso. O mejor dicho, la sinopsis lo vende como lo que debería ser, y no como lo que es.
Contrario a lo que diría la teoría, este libro me entretuvo. No es la historia más maravillosa de Urban Fantasy que leí en mi vida ni de lejos, pero cumplió su objetivo de hacerme pasar el rato. La verdad es que podría tener mucha más historia de la que realmente tiene, porque el argumento es básicamente un triángulo amoroso con historia alrededor.
Pero es un triángulo amoroso bastante razonable, por extraño que eso pueda sonar.

McKenzie, la protagonista que lleva un nombre demasiado similar al personaje principal de Fever y que me hizo compararlas desde el comienzo, tiene la habilidad de leer las sombras que dejan los fae cuando se transportan a través de fisuras espaciales. Eso le permite saber a dónde se fue dicho fae, y por la enorme precisión que tiene con ese ¿don? es que la Corte fae la hace trabajar para ellos desde hace diez años. Ellos cazan a los rebeldes que quieren derrocar al rey.
Hace diez años también que está enamorada de un fae llamado Kyol, con quien tiene una relación más platónica que otra cosa porque el amor entre faes y humanos es TABÚ. En mayúscula y con voz dramática. Así que la chica tiene 26 años y sigue suspirando por un hombre fae que ya le dejó claro que nunca van a poder estar juntos, a pesar de que él también la ama y cada tanto se dan algún besito. Nadie la puede acusar de insta-love, eso es seguro.

El libro comienza con McKenzie rindiendo el último examen que le hace falta para recibirse en la universidad, pero ante la aparición de Kyol –visible sólo para ella–, tiene que dejarlo inconcluso... una vez más. Ella está harta de estar a las órdenes de la corte y considera que ya es hora de intentar tener una vida normal (y estoy de acuerdo), pero parece que ese plan se va a ver postergado una vez más porque los rebeldes vienen a intentar secuestrarla.
Luego de un capítulo lleno de acción, finalmente McKenzie es efectivamente secuestrada por los rebeldes. Y es ahí donde aparece la tercer arista del triángulo (Pitágoras aprueba ésto): Aren, un fae rebelde con reputación de asesino de masas.
Ella, siendo partidaria de la corte, intentará escapar a cada oportunidad que se le presente, pero como la tienen absolutamente vigilada eso no le va a resultar nada fácil.

Hasta acá iríamos bien en cuanto a argumento. Pero entonces la historia se detiene casi con un ruido de frenada y comienzan los altibajos internos de McKenzie, quien, por cierto, tardó en simpatizarme y no se bien por qué. Quizás porque la comparaba inconscientemente con Mac, de Fever.
Sí debo decir a favor de McKenzie es que a lo largo del libro se ve una evolución en ella. Su criterio es bueno y razonable, y a pesar de que muchas veces se pone a pensar en sexo en situaciones que no debería (huyendo por su vida, por ejemplo), con el correr del libro fui llegando a quererla un poco más.

Todo lo que sabemos sobre la Corte es lo que nos cuenta McKenzie, y como narra en primera persona no es en absoluto objetiva (porque además está el detallecito de que ese es el bando de Kyol). Aren y sus aliados comenzarán a contarle la otra versión y a enseñarle el idioma de los fae, ya que en la corte le dijeron que tenía prohibido aprenderlo. Y qué quieren que les diga, casi todo lo que decía Aren a mi me sonaba bastante razonable, y aún con lo que ella cuenta, suena a que los de la corte son unos tiranos que la estuvieron usando. Kyol no es santo de mi devoción tampoco.
Se espera que McKenzie empiece a dudar, pero la verdad es que la chica es terca como una mula.
Entonces aparece lo que genera el triángulo: el síndrome de Estocolmo.

Lo bueno de este triángulo es que McKenzie es consciente de todo lo que le está pasando y se comporta como un ser humano pensante. No hay histeriqueos estilo Bella Swan, sino que quiere alejarse de Aren lo más que pueda. Aún así hay algo en él que le atrae, muy a su pesar, y ella sabe que es producto del síndrome de Estocolmo.
Pero ella ama a Kyol.
Pero Aren es agradable y no tiene todos los remilgos de los tabúes que dice la corte.
Pero hace diez años que espera a Kyol y él la ama.
Pero Aren aprueba las relaciones entre humanos y fae.
Pero Kyol es Kyol.
Pero Aren es interesante también.
¡Ah! ¡Cierto! hay que seguir con la historia.

Por extraño que suene, esas idas y vueltas de pensamiento entre uno y otro no son tan molestas como se pueda pensar. Fuera de broma, es razonable. La chica estuvo esperando como una magdalena durante diez años a que Kyol se digne a elegirla a ella por encima del rey, pero no parece que eso vaya a ocurrir, y acá hay otro fae (¿síndrome de Sookie Stackhouse? ¿nunca un humano?) que le está ofreciendo lo que ella quería oir de Kyol, y que para colmo le gusta.
De todos modos llegado un punto me encontré más interesada en las historias de los personajes secundarios que en la de ella.

Una sensación que no me pude sacar en casi todo el libro fue la de que ésta parece una segunda parte y no una primera. Hay demasiada historia detrás, pero en lugar de arrancar desde el comienzo cuando ella descubre su habilidad y un fae intenta matarla, empezamos diez años más tarde y sólo tenemos muchos resúmenes breves y rápidos de cosas que necesitaríamos saber para entender más. De verdad parece como si fuera un libro 2 y la autora nos estuviera dando un compendio de lo que pasó antes para que lo recordemos. Lo triste es que todo eso que nos narra en pocas frases podría haber hecho una historia muy interesante.
Algo más que me hubiera gustado ver mucho más desarrollado son aquellas situaciones que hacen a la historia y aportarían mucho suspenso y acción, pero que ocurren fuera de la vista de McKenzie así que no las leemos. Es por eso que en muchos casos la vamos a ver a ella hecha un nudo de nervios, esperando a que alguien vuelva y le cuente qué pasó. Y otra vez nos dan un resumen.
También hubo cosas que, sinceramente, no se si cuando se explicaron yo tenía sueño y no las capté, o si nunca se dijeron con total claridad... así que tuve dudas sobre el mundo fae que recién logré terminar de aclarar cerca del final.

No le puse tres estrellas de generosa que soy, sino porque hubo partes que francamente me resultaron buenas y/o entretenidas. Además le doy crédito extra por algo que ocurre al final que no pensé que fuera a pasar. Esperaba algo relacionado, pero no eso.
Quizás algún día lea la segunda parte... si me garantizan que el 75% del libro no gira alrededor del triángulo.



Calificación: 3/5
Entretenido

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